Tiré no más las alcachofas a la olla llena de agua caliente y fueron tantas las ganas que no me importó nada. Ni el código de barras que seguía pegado y que no vi. ¡Y cuatro de una! Que no se note pobreza.
¿Ganas de algo? Pararse y ocuparse no más. En este caso, ir a la esquina. No existe la magia.